LA NUEVA ORIENTACIÓN.

 

En el fondo lo que el Renacimiento rechazó fue al hombre medieval y su estilo de vida ligado profundamente con las trabas de la fe y del Estado. El Renacimiento dio un no rotundo al hombre tranquilo y sereno que dormitaba confiado a la sombra de la Iglesia y de la nobleza aristocrática, sin interés por el progreso material. Se rechazó la cultura medieval que solamente se preocupaba de Dios y su conocimiento, y se sustituyó por una cultura humanística, es decir, una cultura centrada en el hombre concebido como la medida y fin de todas las cosas.' Si la Edad Media estaba cendrada en Dios, el Renacimiento colocará al hombre. Puesto el hombre en el centro del mundo, éste se convierte en el reino del hombre' las fuerzas vivas del Renacimiento se lanzaron a conquistar este mundo para ofrecérselo al hombre.

Con el cambio de la manera de concebir al hombre y al mundo vino necesariamente un cambio en las estructuras religiosas, políticas, económicas y culturales.

  1. ¿EN QUÉ CONSISTIÓ EL CAMBIO?

El Renacimiento fue un movimiento de renovación, y la renovación está caracterizada por un cambio profundo que se produjo al interior mismo del hombre y de las estructuras económicas, políticas, religiosas y culturales. Las características del cambio o de la renovación podemos sintetizarlas así:

  1. De un teocentrismo se pasó a un antropocentrismo. En la Edad Media, Dios era el centro del mundo y de la vida del hombre; en el Renacimiento el hombre va a desplazar a Dios y se va a establecer como el centro del mundo físico y del mundo cultural y social.
  2. De la fe se pasó a la razón. Ya no es la fe ni la autoridad de la Iglesia la que determina la vida económica, política y cultural del hombre, y menos aun la que establece las verdades de la ciencia; ahora la razón es la que quiere investigar, descubrir, analizar por sí misma; el hombre renacentista quiere ver con sus propios ojos, comprobar con su propio entendimiento, elaborar juicios en forma crítica, independiente de las respuestas de la fe.
  3. También comienza el hombre a desviar el interés por la vida eterna y la salvación de su alma, por el cielo, y mira hacia la tierra, hacia la vida temporal que también debe ser salvada de la ignorancia, de la enfermedad, y de alguna manera debe realizarse en la tierra el bienestar y la felicidad prometida en el cielo.
  4. Esta época se caracteriza por el sentimiento profundo que tiene el hombre de este tiempo de su propia dignidad; ya no es el desterrado, el pecador que espera recibir la salvación, sino el señor en cuyas manos es colocado un mundo que él debe descubrir, someter y poner a su servicio para su bienestar.

Marsilio Ficino, un humanista de este tiempo, decía que el hombre es el nuevo Dios en la tierra, y como tal debe recrearla, gobernarla, conquistarla y someterla.

  1. LOS FACTORES DETERMINANTES DEL CAMBIO.

Sin lugar a dudas, el factor determinante del cambio hay que colocarlo en el contacto con la cultura árabe que estaba fundamentada filosófica y científicamente en Aristóteles. La influencia que fue recibiendo la cultura y la filosofía cristiana medieval de la cultura árabe y del pensamiento de Aristóteles podemos sintetizarla así:

  1. El naturalismo o el interés por la naturaleza; la influencia de Aristóteles motivó el estudio y el conocimiento de la naturaleza y de las ciencias de la naturaleza.
  2. La importancia y el valor de la razón que se perfilaba como la nueva fuerza capaz de ofrecerle al hombre la herramienta adecuada para el conocimiento y conquista del mundo.
  3. La aparición de la burguesía que produjo el despliegue económico e impulsó la producción que tuvo un gran crecimiento, motivó el comercio y fortaleció la industria. La burguesía impuso una nueva manera de vivir con nuevos valores personales y sociales que dependían del dinero.
  4. La exclaustración de la cultura. La cultura deja de ser exclusiva de los monjes y de la Iglesia, y las Universidades y escuelas se ven llenas de la floreciente juventud burguesa.