LA INTEGRALIDAD DEL SER.

La transformación del ser humano debe proyectarse con base a la formación y a la estimulación de los valores para el crecimiento integral de sus dimensiones.

Siempre debemos trabajar en procura del buen y libre desarrollo de todas y cada una de nuestras esencialidades que hacen de nosotros seres capaces de proyectar su capacidad creadora, creativa e innovadora.

Todas estas dimensiones son las que hacen de nuestros seres íntegros, capaces de interactuar activamente en una sociedad, donde lamentablemente se valora al ser humano, no por lo que es, sino por lo que tiene. Lo que hace valioso al ser es que pueda brillar con luz propia en sabiduría y amor para iluminar esta sociedad obscura y materialista que día a día nos corroe; un verdadero ser ayuda a la sociedad a salir de esa caverna que ata y que no deja llegar al conocimiento de la verdad, es decir, el amor a Dios y al prójimo.

Un verdadero ser jamás olvida su horizonte de sentido, siempre trabaja por superar sus logros y dificultades y, sobre todo, tiene presente que Dios es amor, que por ser creados a imagen y semejanza de Dios, somos creados de y por amor y eso es lo que tenemos para ofrecer, amor.

Nuestro ser debe estar lleno de grandes virtudes que forman, componen e integran la pureza de tu alma.

Debemos tener en cuenta que somos animales sociales, capaces de articular nuestro pensamiento para crear nuevas cosas que van haciendo grande nuestro ser y nuestro mundo; somos seres en constante aprendizaje, que exploramos el mundo para ampliar las fronteras de nuestro conocimiento.

Somos seres integrales, es decir, podemos articular el ser, el pensar y el actuar para alcanzar la grandeza, la sabiduría, el conocimiento de la verdad, la felicidad, la aleteia (develar, desocultar lo que está oculto), salir de la obscuridad a la luz, dejar de ser esclavos de la ignorancia para alcanzar la grandeza de la lucidez del pensamiento.

Dimensionemos nuestro horizonte de sentido transparentando desde nuestro ser, lo que somos, lo que pensamos y ser coherentes en lo que hacemos en la cotidianidad. Si tenemos claridad en la vida con estos tres aspectos lograremos descifrar los códigos del conocimiento que nos llevarán a alcanzar la verdad.

 

Lic. Yasir Alfonso Palacio Sejín.